Procesión de la Octava del Corpus

Durante los ocho días que han seguido a la celebración del Corpus Christi en nuestra ciudad, los bejaranos han tenido la posibilidad de acudir al rezo de Laudes y Vísperas cada día en la iglesia de El Salvador, participar en la eucaristía del miércoles, la Missa de Sancta María, según el rito hispano-mozárabe, de una riqueza extrema, presidida por D. Miguel Ángel Ventanas Franco, Director del Secretariado Diocesano de Liturgia, de acoger la predicación en el triduo del Rvdo. P. Santiago Hermoso de Mendoza, superior de los PP. Teatinos, y de adorar con profunda fe y devoción a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, expuesto todos los días en El Salvador, incluyendo la Noche en Luz, la noche del viernes al sábado.


Llegó el domingo y con ello el traslado del Santísimo a la iglesia de Santa María, al que acompañaron todas las hermandades y cofradías, grupos, congregaciones religiosas... de la ciudad, sus autoridades, así como de las poblaciones e iglesias que conformaban la Villa y Tierra de Béjar que, según el artículo de María Dolores González Canalejo publicado en la Revista Estudios Bejaranos, salían en la procesión del Corpus y que se van recuperado para esta Procesión de la Octava del Corpus.

La celebración de la Santa Eucaristía tuvo lugar tras el rezo solemne de vísperas en la iglesia de El Salvador presidida por D. Antonio Cano, Vicario de la Zona Norte de la Diócesis de Plasencia y concelebrada por D. Miguel Pérez, Arcipreste de Béjar, D. Jacinto García, párroco del El Pilar y San José de Béjar, D. José Luis Chicharro, párroco de San Bartolomé de Fuentebuena, D. Eduardo Martín, de Hervás, D. Juan Carlos Milla, párroco de Baños de Montemayor, D. Marco Antonio Santos, párroco de Garganta la Olla, D. Alfredo Fernández, Arcipreste de la Sierra de Francia, y por último un sacerdote de Perú.

También en esta ocasión se perfumaron las calles por las que pasaría el Santísimo con tomillo y pétalos de rosa y, tras la celebración religiosa, las cariñosas palabras de D. Antonio a todos los asistentes en las que transmitió la alegría de ser cristiano en estos tiempos que nos tocan y el ofrecimiento de obleas y vino de pitarra de la tierra.